19 de abril de 2011

Espirales

Hoy que estoy tan cerca de conseguir lo que quiero, voy a hablaros de espirales mientras escuchamos Memorias de Africa. Si pudiera, pasaría en una película los maravillosos momentos que he pasado al son de esta música, mi continente querido.

¿donde voy?

Voy hacia un presente que se me antoja feliz. No importa que nadie lo entienda, sólo me basto a mi misma, porque sé que ando en mi trayectoria particular. Y que hago lo que hago desde mi verdad. Me dijo un amigo la semana pasada que le gustaba saber que cada uno anda tras su propia huella. Tantas y tantas cosas (y no sólo materiales, espirituales?) se desean, y qué tan fácil se pueden conseguir, sólo poniendo unas horas de por medio. Unas pocas o unas muchas. Aquellas horas que de pronto transformarán una realidad imposible en la cotidianidad buscada. Dice algún experto que se necesitan 10.000 horas de práctica para llegar a ser excelente en algo. Pienso en cuantas horas he dedicado a los objetivos que me hacen feliz. Cada una de ellas es en si parte de esa felicidad, en formas irreconoscibles a veces.

Si me preguntáis como imagino este camino, o cualquier otro en la búsqueda de un objetivo, personal o en una organización, lo visualizo como una espiral tridimensional, que gira y gira en torno al eje central, cuya punta de flecha es el objetivo final. Ya me gustaría que fuera directamente la línea recta central. Pero no, la que nos conduce a ésta, la voltea. Algunas veces discurre más cerca del centro, otras más lejos, pero siempre avanzando y nunca por idéntica huella. Porque los sitios pueden ser los mismos, y las decisiones, pero el tiempo en que se producen nunca es igual, ni las personas en el instante siguiente. Y así en ese andar maravilloso del que ya hemos hablado tantas veces, una vive y revive, y sigue viviendo, en una música que no se repite sino que evoluciona en todas sus dimensiones.

Y digo lejos porque cuando nos distanciamos, como los planetas del sol en el invierno de las constelaciones, es porque habremos tomado aquellas decisiones que nos apartan de nuestra meta. Si sigue siendo nuestra, algún día volveremos a retomarla. Entonces, cualquier atisbo de realidad que vaya en esa dirección, será un logro personal en sí mismo que nos moverá a acercarnos más, y en el camino, brotarán oportunidades que ni tan siquiera habíamos imaginado que existían. La ley de la atracción otra vez.

Ahi estamos, tomando los rayos de luz de nuestro norte.

Post de: Eulàlia

No hay comentarios: