4 de septiembre de 2011

Trazos sobre un héroe del siglo XXI

Valentía y creencias. Él es un hombre que cambió su vida por una vida mejor para su hija. Dejó su tierra y viajó hacia un país que no era el suyo, con una gente a la que no conocía y unas costumbres que no compartía. Él es un hombre que por las viejas creencias que había heredado, asumió compromisos que nunca pensó que tuviera que asumir. Él es un hombre que redime sus pecados de juventud tratando de hacer el bien día tras día, viviendo una vida que no es la suya sólo por el amor hacia su niña. Él es un hombre que no se perdona sus debilidades y acepta lo que su dios le ha deparado a fuerza de voluntad. Quizás nunca se dará cuenta de que no es culpable de nada. Buscarse la vida y esfuerzo. Él es un hombre que recorrió las calles sin nombres de la que sería su nueva ciudad, en busca de trabajo y un sueldo con que dar de comer a su familia. Presentándose a si mismo con la honestidad de lo que se es capaz y la responsabilidad de cumplir con el deber de lo acordado. Con las ganas de hacer algo bien y con sentido. Él es un hombre que se rehizo de nuevo y aprendió a subsistir de la nada. Él es un hombre que trata de adaptarse a su nuevo medio. Al menos, no tuvo que cruzar medio mundo arriesgando su vida  a cada minuto como tantos otros han hecho.
Añoranza y orgullo. Él es un hombre que día a día lucha contra el tiempo para no añorar demasiado la luz y el calor del lugar que le vio nacer. Ahora mismo daría todo por regresar a su país y está dando todo por su familia. Él es un hombre que derramaría las lágrimas en silencio cuando no puede más, extenuado al volver en el tren vacío por la noche de regreso a casa. Pero no se permite hacerlo, porque él es un hombre duro que lleva inconscientemente la carga que alguien le dejó al enseñarle que los que son como él no deben llorar.
Rutina. Su día y su noche son siempre los mismos, y el recorrido de su vida va sólo de casa al trabajo y del trabajo a casa. Cuando le preguntas como va, te contesta que todo bien. ¿Qué más puede pedir? Él es un hombre que piensa que debe dar gracias cuando se fija en otros emigrantes en estos tiempos de crisis. A algunos ya los ha visto rebuscando en los contenedores de basura, y a otros los ha dejado de ver porque han regresado a su país arruinados. Pero los meses se suceden invariables para él y es como si el tiempo se hubiera congelado en la misma rueda sin fin. Ahora es un hombre atado al compás atribulado de una vida avanzada que ha dejado atrás el simple fluir musical de la vida personal.
Lazos y soledad. Él es un hombre que busca hacer nuevos amigos, tratando de expresarse en una lengua que no es la suya. Tan buenos al menos como los que dejó de ver en el trayecto de su historia particular. Mira como se divierten los demás en el bar de la esquina mientras saborea despacito la única cerveza que le recuerda a su país. Dónde quiera que va, les observa desde fuera, sorprendido e intrigado por comprender una manera de vivir que no es la suya. Nadie se le acerca para compartirla aunque en vano intente una conversación. Hay quien le habla de una condescendiente hospitalidad, haciéndole sentir más extranjero que nunca. Rodeado de gente, se siente muy sólo.
Palabras. Él es un hombre que pronuncia palabras que atraviesan el mundo estremeciéndolo. Un hombre que habla desde el fondo con palabras sencillas en situaciones que hacen historias de amor imposible. Conversaciones por teléfono convertidas en las muletas para seguir caminando para su niña. La voz querida que le pregunta cuando va a volver es la que le ayuda a continuar alejado.
Fuerza y esperanza. Él es un hombre en cuya sonrisa ves la satisfacción de haber sabido amar, y en el brillo de sus ojos cómo se juntan la lánguida nostalgia de una vida mejor y la determinación para seguir adelante. Proyectos y sueños que le bullen en la cabeza atrapados en su vida con la que crear posibilidades. Llegarán algún día. Seguramente.
Reconocimiento. Él es un hombre al que en un futuro, en un abrazo, diré: "Gracias papá, por hacer todo esto por mi, eres mi héroe". Entonces se sentirá en casa donde quiera que esté.
"Dame la mano para caminar contigo."

1 comentario:

Ester dijo...

Todo un homenaje, sin duda.
;)

Aunque la vida de la hija será tan distinta a la suya, que dificilmente será capaz de valorar su sacrificio en toda su magnitud, ¿no crees?