27 de marzo de 2011

PRIMAVERA, PRIMAVERA Y JAZZ

Por fin ha llegado. En Terrassa, mi ciudad, la primavera se identifica con la celebración del festival de jazz de ya larga tradición en la ciudad. Creo que en esta edición ha cumplido 30 años. Por supuesto no es una tradición de mis abuelos o si, puesto que justamente la crearon un grupo de ellos y la generación de mis padres. Las mismas caras de siempre aparecen en los actos y los escenarios con pianos, trompetas y otros instrumentos, o simplemente con su amor por este tipo de música. Lejos de parecer aburrido, son los bastiones que impulsan año tras año algo que al final ha ido creciendo en belleza e importancia. Con ello vino el Picnic jazz, un evento que reúne gente de todas clases bajo los árboles de verde recién nacido, que van dejando caer las flores y semillas por el parque sobre las cabezas de la gente en una brisa suave. Familias enteras sobre alfombras de picnic, grupos de amigos, parejas, amantes del jazz y curiosos, amantes de la fotografía, perros que juegan con trocitos de ramas, personas que tienen ganas de pasar un día o un rato bajo el sol y la música. Como ellos, me acerco una vez más a participar de la fiesta. A pisar un césped que cobra vida. Los jerseys sobran, son los primeros días de camisetas y brazos al sol. Tejanos y bambas, entre algún que otro estiloso. Muchos pañuelos en el cuello y algunas rastas. Los pies que no paran de moverse, manos en los bolsillos o cabezas que siguen el ritmo tras las gafas de sol. Se ha convertido en un signo de identidad para la ciudad. 
Es otro tipo de organización que fluye en el tiempo haciendo vibrar cada mes de marzo. Somos seres sociales. Porque nos gusta más escuchar la música rodeados de cientos de personas que transforman el paisaje por un día. Porque nos unimos al son de las palmas o en movimientos de brazos al aire y cuantos más somos haciendo estos gestos, más nos impresiona un movimiento tan simple. Porque gritamos a coro en un juego liderado por el solista y la conversación entre escenario y auditorio provoca una mezcla de sentimientos que muestran la fuerza de lo colectivo. Música en directo, pero no solamente esto. Convivencia y participación en un tempus común que da la bienvenida a la primavera.

Post de: Eulàlia



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