13 de abril de 2013

Everything has its plan


Fueron buenos momentos. Hoy al apetecerme escuchar la música que me dejaste, sabía que los volvería a recordar. Han venido de golpe hasta llegar a mi lado. Debe ser porque he estado esta semana en el lugar en que nos conocimos. Como tu, mis sentimientos desaparecieron debajo de mi ajetreada vida hasta hoy desde la última vez que hablamos. No es que sienta lo mismo, no, ya no. Somos personas diferentes ahora. Pero tu música me ha transportado a la pasión y la calidez de aquellas miradas. Cada hombre se quiere de manera distinta, y a ti te quise intensa, desbordante, felizmente; aunque al final lo que descubrimos resultó que no podía ser.


Estoy a un clic de ti. Se quedó tu teléfono en mi agenda y no he llegado a borrarte. Podría aparecer en tu vida ahora mismo con un “smile” después de todos estos años. Quizás buscando otro “smile”. Usando la frase de otro me bastaría con preguntarte: “¿Todo bien?” “Todo bien”. No necesito, no quiero saber más. Pienso que alguien debería enviarnos al final de nuestras vidas un resumen de lo que han acabado siendo. “Fue feliz”, quizás bastaría. Si te vas antes que yo, buscaré tu epitafio. Pero el desapego es también esto. Confiar que va a ser así, y dejar que ese algo mayor que nosotros haga el resto. Así que creo que es mejor dejarte hacer como decidiste, aunque sé que hace unos minutos has mirado tu móvil. Con esto es suficiente. Estás bien. 

Y yo, simplemente lanzaré estas palabras al vacío para darte las gracias, para darnos las gracias, por ese torrente de emociones que se despertó en nosotros esos días dorados. Ese torrente que ha vuelto hoy escuchando tu música y me hace recordar cuán vivo se puede llegar a estar. Cada persona aparece en la vida por una razón y tú lo hiciste para traer tu música y mostrarme como puedo llegar a ser al escucharla. Una gran enseñanza. La vida es una caja de fuegos artificiales por despegar. Efímeros y espectaculares. Como una película de guión perfecto, los fuegos empiezan y acaban en un espacio de tiempo que puede ser corto, y a la vez infinito.