No sé como explicar esta sensación. De querer que las cosas sean ya, que hayan pasado, y en cambio, saber con seguridad que se tiene que esperar. Tener paciencia.
Post de: Eulàlia
Hoy que estoy tan cerca de conseguir lo que quiero, voy a hablaros de espirales mientras escuchamos Memorias de Africa. Si pudiera, pasaría en una película los maravillosos momentos que he pasado al son de esta música, mi continente querido.
¿donde voy?
Voy hacia un presente que se me antoja feliz. No importa que nadie lo entienda, sólo me basto a mi misma, porque sé que ando en mi trayectoria particular. Y que hago lo que hago desde mi verdad. Me dijo un amigo la semana pasada que le gustaba saber que cada uno anda tras su propia huella. Tantas y tantas cosas (y no sólo materiales, espirituales?) se desean, y qué tan fácil se pueden conseguir, sólo poniendo unas horas de por medio. Unas pocas o unas muchas. Aquellas horas que de pronto transformarán una realidad imposible en la cotidianidad buscada. Dice algún experto que se necesitan 10.000 horas de práctica para llegar a ser excelente en algo. Pienso en cuantas horas he dedicado a los objetivos que me hacen feliz. Cada una de ellas es en si parte de esa felicidad, en formas irreconoscibles a veces.
Si me preguntáis como imagino este camino, o cualquier otro en la búsqueda de un objetivo, personal o en una organización, lo visualizo como una espiral tridimensional, que gira y gira en torno al eje central, cuya punta de flecha es el objetivo final. Ya me gustaría que fuera directamente la línea recta central. Pero no, la que nos conduce a ésta, la voltea. Algunas veces discurre más cerca del centro, otras más lejos, pero siempre avanzando y nunca por idéntica huella. Porque los sitios pueden ser los mismos, y las decisiones, pero el tiempo en que se producen nunca es igual, ni las personas en el instante siguiente. Y así en ese andar maravilloso del que ya hemos hablado tantas veces, una vive y revive, y sigue viviendo, en una música que no se repite sino que evoluciona en todas sus dimensiones.
Y digo lejos porque cuando nos distanciamos, como los planetas del sol en el invierno de las constelaciones, es porque habremos tomado aquellas decisiones que nos apartan de nuestra meta. Si sigue siendo nuestra, algún día volveremos a retomarla. Entonces, cualquier atisbo de realidad que vaya en esa dirección, será un logro personal en sí mismo que nos moverá a acercarnos más, y en el camino, brotarán oportunidades que ni tan siquiera habíamos imaginado que existían. La ley de la atracción otra vez.
Ahi estamos, tomando los rayos de luz de nuestro norte.
Post de: Eulàlia
No luches. Avanza como el agua entre las piedras en el devenir del río. Imagina que a partir de ahora actúas como ella. Sin oponerte. Desviando tu camino ante los obstáculos sin esfuerzo para proseguir la senda hacia el mar eterno. Utiliza toda tu energía para lo que quieres, sin perderte en dilaciones, lamentos o quejas, llevándola dónde quieras llevarla (ver min.18 Singulars).¿No es más eficaz?
Desplázate sin detenerte, relajada, constantemente, y con brío. Dice Osho en su carta del Fluir que el movimiento tiene unas cuantas cosas hermosas. Una de ellas es que las aguas te llevan a lo profundo. Y desde allí puedes ver el remolino de la superfície de una manera más cristalina. Pero no sólo esto. Fíjate en esa pequeña cascada. En ese salto que momento a momento se sucede. Y sé consciente de cada segundo. En una consciencia que te abstrae del yo para sólo vivir el instante presente. El resto desaparece y pasas a fomar parte del todo.
Leí una vez hace más de diez años en un artículo del suplemento dominical que "Flow" de Mihaly Csikszentmihalyi, era "La última teoria de la felicidad. Fluir, o como convertir cada instante en algo excepcional”.Ya dejé en un comentario de este blog el inicio de ese artículo: “Imagine que esta descendiendo por una pista de esqui. Toda su atención se concentra en los movimientos de su cuerpo, en la posición de sus esquis, en el aire silbando al rozar su rostro y en los árboles cubiertos de nieve que se suceden veloces a ambos lados. En su mente no queda lugar para conflictos ni contradicciones. Sabe que si un pensamiento o una emoción le distraen, se dará de bruces en la nieve. La pista es tan perfecta que desea que no se acabe nunca.
Si el esquí no es su fuerte, esta immersión total en una experiencia podria ocurrirle mientras baila, canta en un coro, juega al bridge o lee un buen libro. Si usted es de los que adoran su trabajo, tambien podria aparecer durante una complicada operación quirurgica o al cerrar un acuerdo financiero. O podría sucederle al charlar con un buen amigo o jugar con un niño pequeño. Momentos como éstos son como una ventana abierta hacia la intensidad de la vida que contrastan con el gris telón de fondo de la cotidianidad.”
Descubrí una vez mirando una puesta de sol ante el Atlántico esta sensación. Me di cuenta más tarde, por supuesto, y ello fue una gran revelación. Después me he dispuesto a vivir de nuevo de esa manera sirviéndome de su recuerdo. Busca pues en tus experiencias momentos como éstos y conviértelas en un hábito, en tu modo de vida. No son necesarios grandes paisajes, sino el que te rodea cada mañana. Olvida tus resistencias; respira, respira hondo, respira con el abdomen, actúa y fluye. Vive. Sin programa que encorsete las etapas del viaje que quieres realizar. En un equilibrio danzante, como las ondas sinuosas del arroyo que discurre entre los campos. Con la confianza que vas a llegar. Sé feliz. Porque no habrá otro instante como el de ahora y sólo tu puedes decidir como vas a vivirlo.
Post de: Eulàlia